10 de abril de 2011

Jugar para aprender y jugar para ganar.

LIF 2010/11: Blanca CB (62) vs. AD Infante (52).



Existen dos maneras al menos de enfrentarse a los partidos de baloncesto en las categorías base y las dos son igualmente válidas, pero si no queremos que nuestras chicas caigan en la frustración debe actuarse coherentemente.
La primera es ver cada encuentro como una manera de aprender, de hacer crecer a las jugadoras y de mejorar sus capacidades. De esta forma si existen descartes, por ejemplo no es coherente que se hagan de otra forma que no sea estrictamente rotatoria, para dar oportunidad de mejorar a todas por igual. De igual forma se debe de controlar la lógica y natural tendencia a tener más tiempo en la cancha a las mejores jugadoras e intentar que todas tengan su porción de responsabilidad y protagonismo. Se sacrifican unos mejores resultados a corto plazo en la búsqueda de la excelencia en la formación de todo el equipo. Los resultados se esperan ver en el futuro.
La segunda es intentar que los equipos base, con sus limitaciones tanto de reglamento como de habilidades, obtengan los mejores resultados posibles. Así las rotaciones se deben ajustar a la naturaleza de cada rival y tal como hacen los equipos “de verdad”, si han de sacrificar la anotación o las posibilidades de juego de algunas jugadoras para abrir espacios o marcar ferreamente a sus rivales debe asumirse. Y si el rival exige por calidad, actuación arbitral o por propio carácter recurrir a un planteamiento defensivo agresivo se debe de estar dispuesto a asumirlo, así como su precio en faltas y eliminaciones.

Este domingo nuestro equipo se quedo un poco a medio camino en un partido clave para aspirar a los play-off infantiles. Y el espíritu del equipo estaba imbuido de la filosofía de “jugar para ganar”, pero llevarse la victoria hubiese necesitado dar unos pasos que no se dieron..
Aún me pregunto por la lógica de alinear solo diez jugadoras y dejar a tres en el banquillo. Desconozco si había alguna lesionada, pero seguro que todas no lo estaban. Por otra parte y conociendo al equipo en cuestión, es fácil deducir que sus dos (13 y 7) jugadoras principales tienen un perfil que les hace se claves y muy difíciles de defender sin cargar a sus pares de personales. Si se les tiene que negar la entrada fácil a la zona y sus capacidades atléticas superan a nuestras chicas hay que presionarlas aunque alguna jugadora caiga con cinco faltas. De ahí la importancia de contar con una plantilla completa y mentalizada al sacrificio. Esto mismo lo hicieron ellas con nuestras bases, muy superiores, a las que agobiaron con una presión enorme y unas faltas que el impresentable dúo arbitral no pito ni en su mínima expresión. Y les funciono, pues llego un momento en que no pudimos construir ni una jugada coherente durante un cuarto y medio.

Mención aparte merece el nefasto dúo arbitral, acobardado hasta el tuétano por un publico camorrista y gritón hasta la amenaza física. De aquí la importancia, cuando se juega a ganar, de la labor de la grada presionando a los árbitros, recriminándoles constante y ruidosamente sus errores. Por que si no, los colegiados se dejan influir a favor de los que mas gritan y comienzan a ver solo las faltas de un bando y hemos de intentar compensarlo no solo animando a las chicas, si no también mostrandoles que nosotros también estamos por reclamar sus fallos.

En el ultimo periodo, el recurso a la heroica, al orgullo y una tibia actividad arbitral, permitió a nuestras chicas quedar a 11 puntos después de remontar desde mas de veinte abajo, lo que no permite ganar el cruce y que nos deja la clasificación muy difícil, pendiente de hecho de la posibilidad de que Lorca pierda con Blanca y que el resto de los resultados estén dentro de la lógica de la temporada.

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