Creer en España.

La cabecera de la web de la federación española de baloncesto presentaba, sucesivamente, a las dos selecciones nacionales absolutas con este lema. Si en el caso de la selección masculina quedó para muchos en “¿Creo en España?” por el decepcionante nivel aportado, esta chicas ninguneadas sistemáticamente por los medios de comunicación nos han hecho decir “¡Creo en España!.

Y es que a pesar de partir con unas expectativas mucho más modestas que los chicos, a pesar de que la propia federación y la ACB no tenían en cuenta los horarios del mundial para fijar eventos, a pesar de que el deporte femenino, salvo natación sincronizada y gimnasia rítmica, esta ignorado en este país, a pesar de todo han demostrado que cuando sobra corazón se puede llegar muy lejos.



Podríamos hablar del salto de calidad que ha supuesto Sancho Littel en el juego interior, de la gran inteligencia de Anna Montañana, del espíritu de lucha de Amaya, de como a veces se gana por un mejor nivel técnico (Como con chequia, Brasil o Bielorusia) que el contrario y otras por echarle mas narices, mas casta y mas valor (caso de Francia). Pero ahora no cabe analizar, cabe disfrutar de lo que han conseguido, que es mucho, y felicitar a esta luchadoras de la cancha y de la incomprensión social. Y perdonad la expresión pero: “Vosotras sois cojonudas”.

Y otro ejemplo de que, como dice Trecet refiriéndose a los USA, la esencia del baloncesto, dada la preeminencia progresiva del juego físico en los chicos, la guardan cada día mas los equipos femeninos: La supercopa española.